“Donde tú ves desierto, nosotros vemos una oportunidad”. Este lema no solo refleja la ambición de Arabia Saudí, sino que se queda corto para describir la magnitud de Trojena. Este proyecto faraónico no es solo una estación de esquí; es la promesa de transformar el concepto de turismo en el corazón del desierto. Diseñada para estar lista en 2026, Trojena ya ha sido seleccionada para acoger los Juegos Asiáticos de Invierno de 2029. Pero, ¿cómo es posible esquiar en un país conocido por su calor abrasador y vastos paisajes áridos?
Una estación de ensueño en medio del desierto
Trojena está situada en una región montañosa al noroeste de Arabia Saudí, cerca del pico Jebel al Lawz, que alcanza los 2.580 metros de altitud. Esta ubicación geográfica única experimenta temperaturas más frescas e incluso nevadas durante el invierno, una rareza en el contexto del país. Aprovechando estas condiciones, el proyecto combinará ingeniería avanzada y tecnología de vanguardia para garantizar una experiencia de esquí excepcional.
El complejo contará con más de 30 kilómetros de pistas de esquí, un gigantesco lago de agua dulce, hoteles de lujo y residencias exclusivas alrededor del lago. Para crear la nieve necesaria, se construirá una enorme tubería de un metro de diámetro que transportará agua desalada desde el Mar Rojo hasta la región montañosa. Según Philip Gullett, director ejecutivo de Trojena, esta infraestructura no solo alimentará el lago, sino que también permitirá la producción de nieve artificial en caso de ser necesario.
“Estamos enfrentándonos a límites nunca antes explorados”, explica Gullett, quien previamente lideró el desarrollo de Canary Wharf en Londres. A su lado, trabajan equipos internacionales de arquitectos, como Lava Architectures y Bureau Probert, y expertos destacados como Jan Paterson, quien durante 20 años formó parte del Comité Olímpico Británico y ahora supervisa el área deportiva del proyecto.
Parte de un megaproyecto: Neom
Trojena no es un proyecto aislado, sino una pieza clave de Neom, una iniciativa visionaria impulsada por el príncipe heredero Mohammed bin Salman. Con un presupuesto de 500.000 millones de dólares, Neom busca diversificar la economía saudí, reduciendo su dependencia del petróleo y transformando la región en un centro de innovación y turismo.
El núcleo de Neom es The Line, una ciudad lineal de 170 kilómetros de longitud y solo 200 metros de ancho, diseñada para albergar a nueve millones de residentes en un entorno autosuficiente y sostenible. Además, incluye Oxagon, un centro industrial futurista construido parcialmente sobre el agua, que pretende atraer a las mayores empresas tecnológicas del mundo.
Trojena complementará este ecosistema con su enfoque en el turismo de lujo y los deportes de invierno. Todo estará interconectado mediante una red ferroviaria de alta velocidad, un puerto marítimo de última generación y cuatro aeropuertos, uno de los cuales ya está operativo.
Un desafío técnico sin precedentes
El desarrollo de Trojena no está exento de retos. Su ubicación en una región remota y las exigencias técnicas para crear un entorno de nieve en el desierto plantean preguntas sobre su viabilidad y sostenibilidad. Sin embargo, los responsables del proyecto confían en que la tecnología moderna y la ambición sin límites de Arabia Saudí harán realidad esta visión.
Con Trojena, Arabia Saudí no solo aspira a atraer a millones de visitantes internacionales, sino también a cambiar la percepción global del país. Al transformar un desierto inhóspito en un destino de esquí de clase mundial, este proyecto simboliza la determinación de una nación por reinventarse y mirar hacia un futuro más allá del petróleo.